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La vida vive en mí (Jeton Kelmendi) por Héctor Cruz, Buenos Aires

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La vida vive en mí

Autor: Jeton Kelmendi.
Libro de poesía en español.
Primera edición 2022.
Papel y Lápiz-Casa editorial-Colombia.
Traducción y prólogo: Julio Pavanetti.

Hace algunos años conocí a Jeton Kelmendi. Fue durante la lectura de nuestros poemas en el Festival Internacional de la Poesía “POETES À PARIS”, en un anfiteatro colmado de espectadores. Luego, de allí nos fuimos por las callecitas de la ciudad luz a beber un café, en uno de esos bares pintorescos, próximos al Sena, junto a nuestro querido amigo el poeta sueco Svante Svahnström, para hablar sobre poesía y las distintas corrientes literarias.

Pasaron algunos años y hoy me encuentro con su libro de poemas La vida vive en mí, una propuesta que invita a la pausa introspectiva y a la reflexión filosófica para bucear en los interrogantes que perturbaron a los grandes pensadores de todos los tiempos, intentando encontrar respuestas al interrogante último del hombre y que tan sabiamente lo expresara William Shakespeare: To be, or not to be, that is the question.

El poemario de Kelmendi invita a sentir el placer de la buena lectura, a dejarse transportar por la musicalidad del verso y por las figuras literarias que embellecen y dan sentido ético y estético a la obra en su totalidad. Además, su lenguaje mesurado da hondura al texto y abre distintas ventanas para su abordaje, tanto desde lo objetivo y directo, como para proponer hipótesis metafísicas.

   La vida vive en mí es un título sugerente y su contenido es un elogio de la vida misma con sus aciertos y desaciertos que llevan al aprendizaje y a la creación poética del autor. Y hablando de cantarle a la vida, trae a la memoria el recuerdo del poeta norteamericano Walt Whitman y su obra Leaves of Grass traducida al español Hojas de Hierba y publicado por alguna editorial en Argentina como Canto a mí mismo. Este cantar atesora un canto a la esperanza, al amor y a la libertad del hombre, título éste que remite por semejanza al título del libro del lituano Kelmendi La vida vive en mí. Pero este canto kelmendiano se diferencia del título antes mencionado porque contiene un decir propio nacido de las vivencias del autor báltico, donde las metáforas aligeran las pérdidas que produjeron grietas a un pueblo que sufrió tanto como el escritor las heridas de una guerra fratricida y que aún sigue elaborando el duelo.

En La vida vive en mí, el autor es quien habla de su propia existencia, donde el Yo poético y el Yo autor se metamorfosean para transformarse en uno. Es Jeton Kelmendi y su universo lleno de emociones, triunfos y fracasos puestos al servicio del arte para construir estos poemas que dan visibilidad y presencia universal a la patria, su amada Lituania, y a su gente que recuerda las llegadas previstas y exactas que perduran en la memoria de Jeton Kelmendi. Las llegadas previstas y exactas de los toques de queda, el estado de sitio, el miedo que produce el ulular de las sirenas y el encierro causado por el Covid, encierro que lleva al Aullido de Allen Ginsberg y esta “alegoría comparatista” remite a La peste de Albert Camus versión siglo XXI, para prolongarse a través de la historia hasta la actual Ucrania ensangrentada.

El tiempo como metáfora atraviesa todo el poemario y es utilizado como marco conceptual para resaltar proyectos y episodios vividos antes y después del nacimiento del héroe y su experiencia existencial, donde el sueño y el ensueño narrarán la visión que tiene el inconsciente de su existencia antes de nacer, cuando todavía era una semilla cósmica, andando por el camino estrecho, ya mencionado en las Sagradas Escrituras, “hasta despertar en una cama, una noche de otoño tardío”. Las figuras literarias se entrecruzan en visiones proféticas señalando el advenimiento de futuros sucesos “vine a la patria cautiva para el final de mi sufrimiento y un día estalló la guerra en Kosovo y dijeron: de hoy en adelante la inocencia es culpable”.

El camino como símbolo del transeúnte que lleva una corona de espinas en su andar para alcanzar la pureza del alma sensible: “una vez viví, hoy no estoy aquí/en nuestro vasto mundo”. El alma sale del cuerpo y viaja para conocer otros lugares o volar a otros mundos, visiones o premoniciones, secretos inconfesables de la vida humana.

Cabe señalar que el amor como el tiempo es otra imagen recurrente en el decir poético del autor: “el amor viene de un sueño/al que todo el mundo tiene derecho/el amor viene de Dios/por lo tanto/solo él conoce el origen”; “el pasado y el presente/crucifican el mañana/excepto la belleza, todo lo demás/sigue su propio flujo/como esta revelación”.

En otro cantar leemos: “el deseo se convirtió en un mar de amor”. Es la búsqueda de la mujer, los hijos y los amigos. El amor que invita a crecer, a superarse para ser alguien en la vida y así alcanzar su propio destino. Y siguiendo con las alusiones y el diálogo interno “me encontré a mí mismo dentro de mi cansado dolor”. El amor y el tiempo atraviesan el poemario dando coherencia al mismo.

Querido Jeton Kelmendi usted es ese viento norte que sopla sobre robles y sombreros y va abriendo las puertas de la esperanza para ofrendar la luz por un presente y un futuro mejor para toda la humanidad. Cuando usted querido poeta habla de irse a otro tiempo, que es el tiempo de la infancia, de la escuela y el maestro Ukë, ese tiempo sigue en usted a través del amor, metáfora universal de la vida. Usted que es un hombre de fe y de firmes principios morales nunca será un infiel porque su poesía es luz y verbo y contiene la verdad de su tiempo. En usted la metáfora se viste y desviste de significado como en Funes el memorioso del escritor Jorge Luis Borges, anáfora que lleva a la intertextualidad y a la apropiación, recursos tan utilizados en la literatura actual.

La muerte también está presente en este poemario autobiográfico: “un día cuando mi cara esté pálida/por la ausencia del sol y de la luz/dibujaré un verano para tomar el sol juntos/en una playa, o en Rugova/…caerá el silencio a mis oídos…/pero no te preocupes querida/en tiempos de pandemia, toma mis escritos/ellos nos encontrarán viajando juntos/ con un amor ilegal/pero ilegal no por amor/sino por el Covid 19”. Y continúa el poeta con la alegoría de la muerte: “la primavera sigue al invierno/en los oídos del cielo/se escucha la voz del amor”. Esa voz del amor que escucha el vate es la voz misericordiosa de Dios que recibe con amor al hijo que regresa.

Los autores canónicos antes indicados no están nombrados por azar sino porque tienen que ver con la impronta discursiva y la biblioteca personal del autor de La vida vive en mí.

Por último estimado escritor, usted no podrá medirse como poeta porque su sentido de la humildad no se lo permite, pero su lírica lo delata. Para ello bien vale la trascripción textual de un fragmento que le pertenece: “caminamos juntos por las calles desconocidas/que Yo solo veo en mis sueños/así es como te espero/aun cuando alguien más te espere/Yo sigo esperándote”.

Héctor Cruz

Licenciado en Letras: Universidad de Buenos Aires (UBA) Licenciado en Artes Audiovisuales: Universidad Nacional de las Artes (UNA)
Realizador Cinematográfico: Instituto Nacional de Cine y Artes audiovisuales (ENERC)

Buenos Aires 20 de enero de 2023.

 

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